En el pasado Día internacional de los Museos 2020 participé en diversas propuestas digitales. Una de ellas fue “Gisbert al alcance de un clic”, una visita virtual extendida para la exposición “Reconocimiento internacional” del MUBAG – Museo de Bellas Artes Gravina, Alicante.
¿Por qué digo “extendida”?
La visita virtual es uno de los arquetipos de la experiencia digital vinculada a los museos: a partir de fotos equirectangulares (360º) puedes recorrer el espacio cambiando la posición de tu punto de vista, y explorar los elementos que contiene cambiando la orientación de tu mirada. Esto, que puede parecer baladí, define el tipo de experiencia y la vinculación del visitante con el contenido: te sientes dentro de ese espacio y te conviertes en director de tu propia experiencia dirigiendo libremente tu recorrido espacial y visual.
Si nos detenemos en este punto, tenemos la visita virtual como una potente herramienta de inmersión y exploración libre con el peso principal puesto en la experiencia del espacio. Pero la experiencia de vivir el museo es algo más que la de vivir el espacio. Vamos a ver en qué puede ayudar el diseño interactivo digital para extender esa experiencia.
Mediación didáctica
Nuestra investigación sobre interactividad digital como vehículo de mediación cultural didáctica se basa en la lectura crítica de las principales investigaciones y prácticas en el tema, entre ellas el Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la Universidad Nacional Autónoma de México junto a la Fundación Telefónica, la Fundación Espacio Visual Europa Museos e Innovación, o el Cleveland Museum of Art y su ArtLens Gallery.
En los museos físicos la mediación cultural se realiza a través de la estrategia museológica y su concreción museografía, donde la experiencia va más allá del visionado de obras: incluye la manera en que se presentan al observador, en cómo se recorren los espacios del museo, y cómo se transmite la decodificación de la obra. Las cartelas, las visitas guiadas, los talleres de creación, los audiovisuales, son algunos ejemplos de la labor de mediación que el museo construye en su espacio físico.
En el ámbito digital se abre la posibilidad de una nueva mediación a través de su medio específico:la interactividad. La interactividad digital traslada al observador una gran capacidad de personalizar su experiencia: participación activa por ser él quien dirige lo que ver en cada momento, inmersión y vinculación emocional con los contenidos a través del juego y la gamificación, distintos niveles de profundidad al permitir acceder a más información por deseo expreso del visitante, construcción de un itinerario de inmersión personalizado, etc.
Por ello, nuestras propuestas se basan en la creación de herramientas propias que permitan ampliar la capacidad de mediación de las herramientas disponibles actualmente. Por ejemplo, las visitas virtuales más extendidas no alcanzan la capacidad de mediación cultural que defendemos: recorrer con la mirada las salas fotografiadas no aseguran por sí mismas la inmersión y el interés en los visitantes, ya que carecen de propuesta de mediación. Su punto fuerte está centrado en revivir al experiencia del espacio físico a través de la exploración libre, pero no permiten un acercamiento cognitivo a las obras, que es el motivo principal de la mediación de la museografía en espacios físicos.
Como ejemplo, la actual experiencia “Gisbert al alcance de un clic” cosecha una buena acogida incluso entre los principales museos nacionales: “Esta iniciativa, pionera en la provincia, ha recibido comentarios muy positivos, algunos de instituciones tan relevantes como el Museo Nacional del Prado o el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid que no han dudado en alabar tanto su nivel de calidad técnica como los contenidos.” (nota de AlicantePlaza.es).
Sigamos avanzando en esta relectura de la mediación didáctica digital para museos.